«La confusión de las lenguas»
¡Ay ay ay! qué trabajo nos manda el Señor,
levantarse y volverse a agachar…
(L.R. del Azafrán)
¿No tienen la sensación que en las tertulias televisivas nos toman el pelo?
Se puede debatir, argumentar y discutir sobre aquello que se sabe, o se pretende conocer más. Pero esa radicalidad —o blanco o negro —sobre cuaquier tema, descalifica a quien hace uso de ella. Por supuesto hay excepciones.
Para los que no sabemos de todo, nos queda la solución de esforzarnos en conocer quien es quien, y si nos podemos fiar o no.
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